Montmorency, 1998. 

Nací con la piel sensible y el corazón lleno de preguntas. A lo largo de mi vida, el dolor, la lucha y el amor propio me han llevado a convertir la escritura en mi refugio y mi forma de sanar. Las cicatrices que marcan mi cuerpo y mi alma son testigo de una historia de resiliencia, fuerza y transformación.

Directa, intensa y profundamente emocional, escribo desde las entrañas, sin miedo, con ternura y verdad. En mis poemas habita la niña indefensa que un día fui, y la mujer que ha logrado resurgir de sus cenizas.

Este libro es el resultado de ese viaje: una prueba de que, incluso cuando todo se rompe, el dolor puede convertirse en belleza.